La niña de mis ojos
La niña de mis ojos es pequeñita y delgadita como su varita mágica y tiene los mismos poderes. Puede hechizarte con una sonrisa y calmar tus ánimos con su voz. La niña de mis ojos puede derretirte con su abrazo de ratón, puede levantar tu ego hasta el cielo en un día gris, puede convencerte de ser una princesa aunque el espejo te diga que en realidad hoy no es un buen día para tu cabello o para todo el conjunto.
La niña de mis ojos ya quiere ser grande y vestirse sola. De pronto podemos mantener una conversación sin tener que repetir “¿qué?” cada tres palabras. Está orgullosa de poder abrir la puerta sola o prender la luz. El día que olvido que debe ser ella quien aprete el botón del ascensor, es un día muy triste.
Mi niña va al jardín y tiene amigos, “habla por teléfono” con ellos y me pide ver a sus dos amiguitas más cercanas, sus compinches desde que nacieron. Cada vez es un poquitito más independiente y depende menos de mí. Y aunque eso me facilita la vida, junto con el poquito de alegría siento una basurita en el corazón la primera vez que logra algo nuevo.
Pero hasta hoy y espero que por mucho, aún es mi niñita y aún soy el centro de su universo. Aunque entiende que debo ir a trabajar y me despide con un beso, el día que me quedo en casa es inmensamente feliz. Si la llamo por teléfono la llamada es eterna porque quiere seguir contándome todo lo que hace y repitiéndome que me quiere y es mi amiga. Oh God, espero que dure y dure mucho tiempo.
La niña de mis ojos tiene un hermanito menor al que adora. Aunque a veces no lo soporta y los celos la carcomen, siempre está allí para ayudarlo y ha aprendido a respirar hondo para no darle un golpe aunque lo merezca.
Mi niñita ama los animales, los pequeños ponies, fresita y los cariñositos. Tiene un universo de Little People, pero ningún juguete por espectacular que sea es mejor que jugar conmigo. Aunque la paciencia no me da para jugar todo el tiempo reservo un poco para revivir la infancia.
La niña de mis ojos quiere ser bailarina. O doctora. O mamá. Y espero que llegado el momento no me importe más que sea feliz. Espero poder doblegar mi espíritu competitivo o mis sueños frustrados y dejarla volar con sus propias alas.
Mi niñita le teme a las alturas y a los juegos bruscos, a la velocidad y las aglomeraciones… igual que yo, y aunque es terrible sentir mis defectos duplicados trato de entenderla y convencerla de que al menos debe intentarlo. Y si no, pues seremos dos las que miraremos desde abajo a papá y el hermanito en la montaña rusa.
La niña de mis ojos es y será eso, la niña de mis ojos, de mis oídos, de mi alma y mi corazón. Y aunque se que vendrán momentos difíciles y se que en algunos de ellos me convertiré en una bruja a sus ojos, espero con todo el corazón poder recordar en esos momentos su sonrisa demoledora, sus abrazos de ratón, sus besos y su varita mágica. Y todo estará bien.
1 Comments:
La niña de mis ojos ya tiene 15 años es una delicia ser sumadre.
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