Un homenaje tardío
Hace muchos años, en medio de una crisis por una enfermedad severa que tuve, conocí por el ciberespacio a un grupo de soporte de pacientes de un hospital de Texas, el M.D. Anderson. Me inscribí más para saber sobre el tema que para conocer a otros y de pronto me encontré inmersa en un grupo muy simpático de personas que hablaban de sus padecimientos y su vida con ellos como si se tratara de una fiesta y ellos los invitados.
Al poco tiempo de presentarme y gracias a un error en el inglés descubrí que la edad promedio de las personas en el grupo era 60 años... lo que me convertía (en esa época tenia 26) en la mascota del grupo. Curiosamente fue gracias a mi que muchos descubrieron lo mismo.
Entre estas personas estaban Ralph y su esposa Dolores, o Dee. Estas dos personas sin conocerme ni conocer mi realidad ni mi situación, se convirtieron con el tiempo (y fue poco tiempo) en mis “American Abuelitos” como terminé llamándolos cuando contaba mi historia y para ellos en una de sus Grandchildren.
En realidad ellos no tenían nietos. Sus tres hijos decidieron por distintas razones no tener descendencia, pero si mascotas, con lo cual Ralph y Dee pasaron a tener solo “Grandcats” y “Granddogs”. Lo cual los entristecía un poco pero asi es la vida. Una chica francesa y yo eramos sus dos nietas.
Pocas veces, y aunque sea a la distancia, pude percibir un amor más grande en una pareja. La manera de expresarse cada uno del otro era para quedarse soñando con el amor ideal y la promesa del “por siempre jamás”. Hasta las miradas en sus fotos, la que adjunto es una de la celebración de sus bodas de oro, era de amor infinito.
También me dieron (por escrito claro) muchas lecciones de vida, consejos para la pareja, para los hijos. Me enviaron regalos para mis cumpleaños, infinidad de tarjetas, libros, y mi precioso video de Winnie the Pooh, una afición en común. Mi primera hija recibió de Dee unos preciosos zapatitos tejidos que aún conservo. Hasta me enviaron el CD doble de U2 a pesar de que no tenían ni la más remota idea de quien era.
Con el tiempo llegamos a hablar por teléfono varias veces, aunque mi inglés temblaba cada vez que tenía que ponerlo en práctica. Chateamos muchas veces, pero nunca pudimos vernos a pesar de que una vez fui a los Estados Unidos, pero a otro lado y era muy caro ir para allá. Siempre lo dejamos para un “en el futuro”, pero el futuro nos ganó la partida.
Hace unos meses recibí un email de Marc, su hijo, comunicando que Ralph había fallecido en paz, en su casa y dormido. El cáncer que padecía no había ganado la batalla, pero si los años. Me sentí devastada en un primer momento, fatal porque hacia tiempo que no escribía e incluso había olvidado su último cumpleaños el 2 de octubre, el maldito día a día que no nos deja ser mejores personas...
Y le escribí a Dee un correo tratando de expresar en palabras todo lo que había significado para mi. Lo títulé “A Perfect Gentleman” (Un perfecto caballero), pues eso fue para mí, la imagen que me dejó de pulcritud, de rectitud, de honor y de amor.
Hace muchos años, en medio de una crisis por una enfermedad severa que tuve, conocí por el ciberespacio a un grupo de soporte de pacientes de un hospital de Texas, el M.D. Anderson. Me inscribí más para saber sobre el tema que para conocer a otros y de pronto me encontré inmersa en un grupo muy simpático de personas que hablaban de sus padecimientos y su vida con ellos como si se tratara de una fiesta y ellos los invitados.
Al poco tiempo de presentarme y gracias a un error en el inglés descubrí que la edad promedio de las personas en el grupo era 60 años... lo que me convertía (en esa época tenia 26) en la mascota del grupo. Curiosamente fue gracias a mi que muchos descubrieron lo mismo.
Entre estas personas estaban Ralph y su esposa Dolores, o Dee. Estas dos personas sin conocerme ni conocer mi realidad ni mi situación, se convirtieron con el tiempo (y fue poco tiempo) en mis “American Abuelitos” como terminé llamándolos cuando contaba mi historia y para ellos en una de sus Grandchildren.
En realidad ellos no tenían nietos. Sus tres hijos decidieron por distintas razones no tener descendencia, pero si mascotas, con lo cual Ralph y Dee pasaron a tener solo “Grandcats” y “Granddogs”. Lo cual los entristecía un poco pero asi es la vida. Una chica francesa y yo eramos sus dos nietas.
Pocas veces, y aunque sea a la distancia, pude percibir un amor más grande en una pareja. La manera de expresarse cada uno del otro era para quedarse soñando con el amor ideal y la promesa del “por siempre jamás”. Hasta las miradas en sus fotos, la que adjunto es una de la celebración de sus bodas de oro, era de amor infinito.
También me dieron (por escrito claro) muchas lecciones de vida, consejos para la pareja, para los hijos. Me enviaron regalos para mis cumpleaños, infinidad de tarjetas, libros, y mi precioso video de Winnie the Pooh, una afición en común. Mi primera hija recibió de Dee unos preciosos zapatitos tejidos que aún conservo. Hasta me enviaron el CD doble de U2 a pesar de que no tenían ni la más remota idea de quien era.
Con el tiempo llegamos a hablar por teléfono varias veces, aunque mi inglés temblaba cada vez que tenía que ponerlo en práctica. Chateamos muchas veces, pero nunca pudimos vernos a pesar de que una vez fui a los Estados Unidos, pero a otro lado y era muy caro ir para allá. Siempre lo dejamos para un “en el futuro”, pero el futuro nos ganó la partida.
Hace unos meses recibí un email de Marc, su hijo, comunicando que Ralph había fallecido en paz, en su casa y dormido. El cáncer que padecía no había ganado la batalla, pero si los años. Me sentí devastada en un primer momento, fatal porque hacia tiempo que no escribía e incluso había olvidado su último cumpleaños el 2 de octubre, el maldito día a día que no nos deja ser mejores personas...
Y le escribí a Dee un correo tratando de expresar en palabras todo lo que había significado para mi. Lo títulé “A Perfect Gentleman” (Un perfecto caballero), pues eso fue para mí, la imagen que me dejó de pulcritud, de rectitud, de honor y de amor.
Grandpa, donde quiera que estés, quiero que sepas que fuiste para mi muy importante, una presencia que sacó del hoyo varias veces, que me dio un modelo a seguir y una “abuelitud” que ya quisieran otros abuelos que están más cerca.
Hugs and Kisses as always...
1 Comments:
muy lindas fotos... besos para todas aquellas almas.
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