giselleblog

viernes, marzo 30, 2007


Las Chicas de la U

Ok, ya no somos tan chicas, ya andamos todas por la mitad de la treintena y tenemos entre 1 y 3 hijos, ya muchas pintamos canas (prematuras por supuesto) y tal vez tenemos algo de pancita (algunas más que otras claro), y ya no vivimos todas en el mismo lugar, pero ayer, hoy y siempre seguimos siendo las chicas de la U.

Somos las que se reúnen religiosamente una vez al año en el lonche navideño a contar una y otra vez las mismas anécdotas y salir con un dolor de mandíbula terrible de tanto reírnos.

Hace años, una tarde en la universidad, entre clase y clase, sentadas en la plazuela Ultra Siete (en realidad era César Vallejo, pero algún infame escultor le puso una cosa en la cabeza que lo bautizó para siempre como Ultra Siete), nos preguntábamos que sería de nuestra vida en 10 años, si seguiríamos siendo amigas, si nos seguiríamos viendo, quien se casaría, quien tendría hijos, quien haría que por la vida. Bueno, hace 2 que pasaron esos diez años y todos los misterios están develados.

Si, seguimos siendo amigas y nos seguimos reuniendo una vez al año (excepto que la distancia no lo permita). Probablemente no nos “vemos”, (4 del grupo viven en el exterior incluyéndome), pero nos leemos, gracias a las bondades del ciberespacio, e intercambiamos bromas, metidas de pata, rajes, acontecimientos, actividades, fotos, etc. Y es un consuelo, para aquellas de nosotras tan lejos y tan cerca...

El otro día vi pasar por la calle un Fiat Uno y se me salió una sonrisa automática al recordar los paseos aterradores con Charo al volante del “tajador”. “Ñacate, ñacate, ñacate!!”... zampada al volante por la subida de la playa saliendo del Grill adonde habíamos ido a celebrar la graduación...

Si, esa es una de las anécdotas de toooodas las celebraciones navideñas...

Yo sé que esta parte no la van a entender más que esas aguerridas muchachas que fueron, pero igual las pongo. Para el común de los mortales, son flashes, momentos, recordatorios de unos segundos de locura, de diversión, de reflexión... ah, todo eso que todos hemos experimentado en la universidad y nos gusta recordar para no sentirnos tan viejitas.

- Las verbenas y las propuestas de matrimonio a cambio de cerveza
- Puerto viejo y la marinera con cuetes de Carla
- “Que viva el bautizo!”, letra y música de Flor
- El Pampero en pack con coca cola
- Karlita y su “sombrilla carrier” en chocalla, ah, y su quemada con medias
- El dolor de mandíbula que te deja una conversación con Flor
- Los zuecos de Carla, ah y “mother, mother mother”...
- “Miss Clairol” y su primo en Puerto Viejo metiéndole letra a Yovana
- Los abdominales perfectos de Monica y la pica del resto
- La ssssentada de karla y su sssseseo cuando está zampada
- Martita y su “femineidad” y su maquillaje
- Camaguey, Huevo... y demás palabras, de donde cuernos sacaron Vanessa y Eggilia eso?
- Las dietas de Eggilia que empezaban en noviembre (y las fugas que provocaban)
- La cuasi masacre del concierto de Maná en el Carmelitas
- Las reuniones en casa de Charo
- Vanessa haciendo volar las canchitas un día del traductor en “La Noche”
- La tía de la vuelta de la U y las cóndor consumidas en su honor
- Los tamalitos verdes de la mamá de Carla
- Yo detrás de las rejas al momento de partir para Chocalla
- “Teo de la Tra”, la doña pepa y sus dolores de cabeza
- La nunca bien ponderada doctora Maluenda y la hipnosis en que nos ponía a todas a la espera de que se caiga su torre de ceniza del cigarro
- El panetón y su pasa que después desapareció
- La tonelada de separatas de Castellano V, los hijos de su madre de Saussure, Chomsky, y alguien se acuerda de algún otro???
- El chapatín tan lindo...
- El gallinero y sus encantadoras aulas
- Los nombres de los hijos del profe Peter Days
- La Bernaola moviendo la cola para que entren a su clase
- El laboratorio de idiomas y las clases de relajación del profe de interpretación de francés... y sus olores
- Y tantas, y tantas, y taaaantisimas otras...

Si, yo sé que todo el mundo tiene sus historias, pero estas son las mías con un grupo de gente encantadora que ahora está entregada a sus familias, su trabajo y en varios sitios diferentes.

Cuando terminó la universidad yo todavía hacía prácticas allí y a veces iba a sentarme a la plazuela a mirar la placa de la promoción y a pensar de que habían sido 5 años inolvidables... todavía lo pienso, y aunque no pretendo encontrar la máquina del tiempo y volver, los años de ahora también tienen lo suyo, me consuelo con recordar, mirar fotos, y por supuesto comentar y reíme una y otra y otra vez con las mismas anécdotas de las reuniones de navidad en diciembre.